
La depresión es una problemática que afecta al ser humano desde hace siglos. De hecho, ya en la antigua Grecia se tenía constancia de su existencia y era capaz de diagnosticarse. En la actualidad y gracias a las investigaciones de los especialistas en el campo, se sabe que existen diferentes tipos y niveles de depresión, llegando incluso a aquella donde sus pacientes son altamente funcionales o nunca finaliza.
Uno de los tipos de depresión más difíciles de identificar es el Trastorno depresivo persistente, también llamado Distimia. Esta es continua y a largo plazo (crónica), y suele ser confundida con el desgano o la tristeza. De esta te hablamos en el post de hoy
¿Qué es la distimia?
Índice
“La distimia se considera un trastorno depresivo mayor, persistente. La sintomatología puede presentarse desde la niñez, acentuarse en la adolescencia y persistir en la edad adulta. Esta condición crónica puede aparecer por meses, atenuarse, y volver a aparecer (con la misma o mayor intensidad) durante años”, según recalcan los expertos. Las personas con este problema pueden llegar a sentirse felices y normales, por lo que no buscan ayuda profesional a tiempo, lo que a la larga empeora la situación.
Este trastorno, que afecta a entre el 3% y el 5% de la población general y que suele aparecer más frecuentemente en mujeres, comienza con síntomas como el decaimiento, la melancolía y la tristeza. Sin embargo, es importante hacer la distinción de que no porque alguien tenga un mal día o una mala semana va a padecer de distimia. Este sentimiento de desesperanza tiene carácter crónico.
Si te sientes identificado con estos síntomas es más que probable que sufras un trastorno depresivo crónico. Si tienes trastorno depresivo persistente, es posible que te resulte difícil sentirte optimista incluso en ocasiones felices. Puede que te describan como pesimista o negativo, que crean que te quejas todo el tiempo o que eres incapaz de divertirte. Aunque el trastorno depresivo persistente no es tan grave como la depresión mayor, tu estado de ánimo deprimido actual puede ser leve, moderado o grave.
Debido a la naturaleza crónica del trastorno depresivo persistente, sobrellevar los síntomas de la depresión resulta difícil, pero una combinación de sesiones de terapia comunicativa (psicoterapia) y medicamentos puede ser eficaz para tratar esta afección.
¿Cuáles son los síntomas de la distimia?.
Los síntomas del trastorno depresivo persistente, por lo general, aparecen y desaparecen durante años, y su intensidad puede cambiar con el tiempo. Sin embargo, los síntomas no suelen desaparecer durante más de dos meses por vez. Además, pueden presentarse episodios de depresión mayor antes o durante el trastorno depresivo persistente, por lo que a veces se llama «depresión doble».
Los síntomas del trastorno depresivo persistente pueden causar impedimentos considerables y pueden incluir:
- Tristeza, sensación de vacío, depresión
- Falta de interés en las actividades diarias
- Baja autoestima, autocrítica o sentirse incapaz o inútil
- Desesperanza
- Cansancio y falta de energía
- Dificultades para concentrarse y tomar decisiones
- Evitar las actividades sociales, aislamiento
- Irritabilidad o enojo excesivo
- Problemas para dormir
- Disminución de la actividad, eficacia y productividad
- Sentimientos de culpa y preocupaciones por el pasado
- Falta de apetito o comer demasiado
- En el caso de los niños, los síntomas del trastorno depresivo persistente pueden incluir estado de ánimo deprimido e irritabilidad.
¿Qué causa la distimia?
Hasta el momento no se conoce la causa exacta del trastorno depresivo persistente. Al igual que la depresión mayor, puede está producida por más de una causa y algunos ejemplos de ello son:
Química del cerebro.
Los neurotransmisores son sustancias químicas naturales del cerebro que probablemente desempeñen un papel en la depresión. Estudios recientes indican que los cambios en la función y el efecto de estos neurotransmisores y en la manera en que interactúan con los neurocircuitos encargados de mantener la estabilidad del estado de ánimo pueden jugar un papel fundamental en la depresión y, también, en su tratamiento.
Rasgos heredados.
El trastorno depresivo persistente parece ser más frecuente en personas cuyos familiares de sangre también tienen el trastorno. Los investigadores están intentando encontrar genes que puedan causar la depresión.
Acontecimientos de la vida.
Al igual que en la depresión mayor, los acontecimientos traumáticos, tales como la pérdida de un ser querido, los problemas económicos o un nivel alto de estrés pueden provocar trastorno depresivo persistente en algunas personas.
Diferencias biológicas.
Las personas con trastorno depresivo persistente pueden tener modificaciones físicas en el cerebro. La importancia de estas modificaciones sigue siendo incierta, pero es posible que finalmente ayuden a señalar las causas.
Factores de riesgo de la distimia
Por lo general, el trastorno depresivo persistente comienza a una edad temprana (en la niñez, la adolescencia o los primeros años de la adultez) y tiene siempre carácter crónico. Ciertos factores parecen aumentar el riesgo de desarrollar o desencadenar el trastorno depresivo persistente, incluidos los siguientes:
- Tener un familiar de primer grado que padezca un trastorno depresivo mayor u otros trastornos depresivos
- Atravesar situaciones traumáticas o estresantes, como la pérdida de un ser querido o problemas financieros
- Tener antecedentes de otros trastornos de salud mental, como un trastorno de personalidad
- Tener rasgos de personalidad que implican negatividad, como baja autoestima y ser demasiado dependiente, autocrítico o pesimista
¿Cuándo consultar al médico?
Debido a que estos sentimientos se han prolongado durante tanto tiempo, es posible que pienses que siempre formarán parte de tu vida. Pero si presentas algún síntoma de trastorno depresivo persistente, busca ayuda médica.
Habla con tu médico de atención primaria acerca de sus síntomas. o busca ayuda directamente de un profesional de salud mental. Si no deseas ver a un profesional de salud mental, comunícate con otra persona que pueda ser tu guía en el tratamiento, ya sea un amigo o un ser querido, un maestro, un líder religioso o alguien en quien confíes.
Si consideras que puedes lastimarte o intentar suicidarte, llama al 911 o al número de emergencia local de inmediato.
El tratamiento de la distimia.
Si crees que padeces este trastorno o que alguien de tu alrededor lo tiene lo primero que hay que hacer es ponerse en manos de un profesional de la salud mental que se encargue del diagnóstico y tratamiento. El se basará en diversos factores para realizar el diagnóstico y establecer cómo remitir los síntomas, basándose en factores como:
- La edad, el estado general de salud y su historia médica.
- Qué tan avanzado está el trastorno.
- La tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias.
- Las expectativas para la trayectoria del trastorno.
- La opinión o preferencia del paciente.
Además, debes saber que el tratamiento puede incluir cualquiera de los siguientes elementos o una combinación de ellos:
- Psicoterapia (en la mayoría de los casos, terapia cognitivo-conductual o interpersonal orientada a modificar la visión distorsionada que tiene el individuo de sí mismo y de su entorno, con énfasis en las relaciones complicadas y la identificación de los factores de estrés en el entorno para aprender a evitarlos).
- Medicamentos antidepresivos (especialmente cuando se administran en combinación con la psicoterapia, ya que resultan muy eficaces para la depresión).
- Terapia electroconvulsiva.
Dado que los episodios de distimia suelen persistir más de cinco años, puede ser necesario el tratamiento a largo plazo.
Algunas de las estrategias que pueden ayudar a controlar los síntomas son las siguientes:
- Tomar medidas para controlar el estrés, para aumentar tu resiliencia y para subir el autoestima.
- Buscar ayuda de los familiares y amigos, especialmente en momentos de crisis, para que te ayuden en los momentos difíciles.
- Buscar tratamiento ante el primer signo de un problema para ayudar a evitar que los síntomas empeoren.
- Pensar en la posibilidad de obtener tratamiento de mantenimiento a largo plazo para ayudar a evitar una recaída de los síntomas.
- Acude siempre a un profesional de la Salud Mental que sea capaz de determinar en qué momento del problema estás y qué es lo más indicado para ti en ese preciso momento. Además, te proporcionará herramientas para controlar la situación y saber enfrentarte a este problema.